nº1 ¿Cuál es el designio de Dios para el hombre.mp3
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nº1 ¿Cuál es el designio de Dios para el hombre.mp3
Speaker [00:00:07] Primer punto del compendio. Cuál es la primera pregunta por la que comienza este compendio del Catecismo de la Iglesia Católica, hecha en una forma dialogal de pregunta y respuesta? Este es cuál es el designio de Dios para el hombre. Y responde Dios infinitamente perfecto y bienaventurado en si mismo, en un designio de pura bondad. Ha creado libremente al hombre para hacerle partícipe de su vida bienaventurada en la plenitud de los tiempos. Dios Padre envió a su hijo como redentor y salvador de los hombres caídos en el pecado, convocando en su iglesia y haciéndolos hijos suyos de adopción por obra del Espíritu Santo y herederos de su eterna bienaventuranza. Bueno, como podéis imaginar, la primera pregunta es genérica y habrá tiempo de desmenuzar todos estos contenidos, pero es muy importante la pregunta de cuál es el designio de Dios, desde dónde ha nacido esa voluntad de Dios de que existamos nosotros?
Speaker [00:01:16] Y hay que comenzar diciendo, como dice el catecismo, que Dios es infinito e infinitamente perfecto, que es bienaventurado en sí mismo, eternamente feliz. Podríamos decir autosuficiente en Dios o en Dios. Dios lo tiene todo y no tenía necesidad de haber creado nada. Dios no tiene obligación, necesidad de crear nada, porque éL es infinito, tiene toda perfección y no tiene necesidad. Pero es cierto también que Dios es amor, Dios es amor. Su ser es su ser, es plenamente amoroso y el amor es discursivo y por lo tanto, esa decisión libre de Dios, esa decisión libre de Dios de crear el mundo, de crearnos a nosotros, de crear al hombre, es coherente. ÉL no estaba obligado a hacerlo, pero es coherente con su ser de amor, porque el amor es discursivo y el amor tiende a compartir la felicidad. Cuando alguien es plenamente feliz tiende a compartir ese don y de ahí hemos nacido nosotros. Esto es importante decirlo. Nosotros hemos nacido de un amor de Dios que se desborda. Con perdón de Descartes, con perdón de Descartes, yo diría soy amado, luego existo, no pienso, luego existo. No, no, yo soy amado, luego existo. Es decir, he nacido aquí, estoy aquí porque he sido amado. La razón de ser de mi vida es que he sido querido por Dios. Hemos sido queridos por un amor desbordante de Dios. Es el punto. El punto de partida es la decisión de crear, de crear al hombre a imagen y semejanza de Dios, para que sea como el lugar en el que se expresa ese amor desbordante de Dios. Qué ocurrió? Que después ocurrió un pequeño desastre o un gran desastre? Que esa creación de Dios hecha a imagen y semejanza de Dios, a la que Dios nos hizo libres, pues tuvo una rebelión frente a Dios, nos rebelamos frente a Dios. El pecado es mucho más dramático de lo que suponemos. Tendremos ocasión de hablar de ello más adelante. El pecado es mucho más dramático de lo que suponemos, porque es que es que la criatura se rebela frente al creador. Pero lo increíble, lo increíble, lo maravilloso, es que llegado ese momento de rebelión del hombre, no se haya arrepentido de amarnos. Dios. Su eterna decisión de amarnos ha sido con todas las consecuencias y hasta el final. Y esa decisión de crearnos expresando su amor la ha llevado a cabo no sólo en la creación, sino también en la redención. Enviando su hijo al mundo, encarnando, tomando la carne humana para llevar adelante su designio de salvación. Si inmensa, su inmenso fue el amor de Dios en la creación, el de la redención todavía es infinitamente superior, si cabe decirlo. Dios no da un paso atrás de su compromiso de de amor con el hombre y lleva a cabo la redención a través de Jesucristo. Nos redime, nos hace hijos de Dios, nos hace compartirla. La filiación divina convoca a una Iglesia para que lleve adelante el designio hasta el final de los tiempos y al final nos dice Tú estás llamado a participar conmigo de la eternidad para siempre. Osea que fijaros bien. El designio de Dios para nosotros es que hemos nacido del amor de Dios. Tenemos un origen temporal, pero somos eternos. Estamos llamados a ser eternos con Dios para siempre en el cielo. Tenemos un origen en el tiempo, pero no tenemos un fin en el tiempo. Nos fundimos con la eternidad, con la eternidad de Dios. Tal es el designio de Dios, de amor al hombre. Y a veces el gran problema que tenemos es que al hombre le cuesta creer. Le cuesta experimentar que su existencia haya nacido de este amor de Dios. Ojalá que esta explicación desgranadas, desmenuzada punto por punto de este compendio, nos vaya haciéndonos convencer, que nos convenzamos de que hemos nacido del amor de Dios y que estamos llamados a gozar de éL por toda la eternidad en el cielo.
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